La contundencia del testimonio del albañil, militante peronista sobreviviente de cinco excentros clandestinos de detención, no pasó desapercibida en el juicio contra el represor: mientras otros sobrevivientes al declarar no podían identificar a sus captores, López lo hizo detallando nombres, datos fisonómicos, apodos y hechos que protagonizaron. En septiembre de 2006, Miguel Osvaldo Etchecolatz fue condenado como genocida por primera vez en la historia judicial argentina.

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