Víctor Ignacio Suárez (41) fue detenido hace dos meses por unas diez estafas. Tenía unas 8 identidades más y se hacía pasar por abogado. Engañaba a sus víctimas con un método profesional, simulaba la compra de sus autos y los vendía. Además, les hackeaba las computadoras para borrar pruebas.Víctor Suárez, fugado del penal de Boulogne Sur Mer. FOTO: Ministerio de Gobierno.

Por Leonardo Otamendi
[email protected]
@LeoOtamendi

Este lunes por la tarde, durante el horario de visitas, se escapó de la cárcel de Boulogne Sur Mer un presunto estafador, denunciado por al menos diez personas. Les hacía creer que les compraba un vehículo, imitaba una transferencia bancaria y así lograba hacerse del rodado, que era inmediatamente vendido. Luego, les hackeaba la computadora para borrar las pruebas. Este hombre, en el mejor de los casos, logró burlar al todo el sistema penitenciario; en el peor de los casos, fue ayudado (Ver relacionada).

Se trata de Víctor Ignacio Suárez, de 41 años. Fue arrestado en Capital a final de mayo pasado por el fiscal de Instrucción Gustavo Pirrello, quien casualmente está de turno esta semana y tiene que investigar la insólita fuga de su sospechoso.

“Suárez se hacía llamar Ignacio Castillo y decía ser abogado, pero utilizaba unas unas 7 identidades más”, precisó Pirrello.

Diciendo que era el letrado Castillo contactaba a personas que ponían en venta sus vehículos en páginas web de Mendoza. Intercambiaba correos electrónicos con sus víctimas hasta que les decía que estaba interesado en el coche y lo iba a comprar.

“Me saco el sombrero frente a este tipo”, soltó uno de los investigadores para hacer referencia a cómo continuaba la estafa.

El abogado Castillo les solicitaba una cuenta bancaria y el CBU para hacer la transferencia, porque les decía que así trabajaba. Los vendedores particulares, que le habían enviado las fotos de los vehículos y todas las características, le daban el número de cuenta y esperaban la transferencia.

Mágicamente llegaba como una especie de alerta desde el banco a través del correo electrónico. La dirección del mail, por ejemplo, era [email protected] y sólo difería en alguna letra, por lo cual el vendedor caía en la trampa.

El mensaje contenía el número de transferencia y el monto de la misma. Pero el supuesto abogado (Víctor Suárez, en realidad) enviaba ese e-mail después de las 13 para que sus víctimas no tuvieron tiempo de corrobar con el banco hasta el otro día. Entonces, volvía a contactarse y les decía que se reunieran durante la tarde en una escribanía para firmar los formularios 08.

Esa cita se concretaba, le firmaban los papeles y se llevaba el auto, el cual vendía inmediatamente y se hacía del dinero, explicó una fuente ligada a la pesquisa.

Al consultarle al fiscal Pirrello sobre si el escribano era parte de la maniobra, rotundamente contestó que no. Incluso agregó: “En la escribanía les dijeron a algunos denunciantes que tuviesen cuidado con Castillo, o Suárez”.

Luego del trámite, el falso abogado desaparecía, esas personas le habíab entrado su coche y en el banco no tenían nada depositado. Fueron presentándose en la Justicia y denunciaron la estafa.

Pirrello les tomó declaración y durante la recolección de pruebas, las víctimas declaraban que los correos se les habían borrado. “Al principio yo no les creía mucho pero era verdad. Con el personal de Delitos Tecnológicos corroboramos que en el primer intercambio de correos les enviaba un archivo a las víctimas que convertía su computadora en un especo de las personas que vendían los autos. Así, una vez que terminaba la operación, borraba los e-mails”, explicó el magistrado.

Cuando lo detuvieron “estaba vestido con zapatos italianos, un saco bordó (foto) muy fino, tenía un perfume importado muy caro y hablaba muy bien”, reveló uno de los pesquisas.

Una vez que fue imputado este hombre, que al parecer amasó unos $700.000 con la venta de autos que nunca pagó, ofreció restituirle el dinero a los denunciantes. Tal vez parte de ese dinero o todo fue a parar a otras manos que le brindaron ayuda para devolverle la sonrisa.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *